La Ley Dominical Nacional
¿Hecho o Ficción?

Por Dirk Anderson (2000)

Capítulo 2
¿Es el Sábado el Sello de Dios?



En la década de 1840, Joseph Bates propuso por primera vez que la osbervancia del sábado era el sello de Dios y que la observancia del domingo era la marca de la bestia. Ésta era una desviación de las enseñanzas protestantes tradicionales. Los protestantes de esos días enseñaban que la marca de la bestia era lealtad al papado. La lealtad al papado incluía lealtad a los muchos errores y supersticiones del papado, tales como:

Podrían listarse otros aspectos. Como se puede ver, hay numerosos ítems que indican lealtad a los errores del papado. Bates no hizo mucha mención de las profundas diferencias entre el catolicismo y el protestantismo, y en vez de eso, enfocó su atención sobre el único punto de controversia que le interesaba: la observancia del sábado. La marca de la bestia no era la adoración de la Virgen María. No era la creencia en el purgatorio. No era la creencia en el confesionario o la transubstanciación . La marca de la bestia era el culto dominical.

¿Por qué escogió Bates el culto dominical por encima de todas las otras marcas que identificaban al catolicismo? En el capítulo 1, leemos de la furiosa animosidad entre Bates y las principales  iglesias protestantes. Identificando al domingo como la marca de la bestia, Bates había encontrado una manera de agrupar a las odiadas iglesias protestantes en una sola canasta con los católicos. Este golpe maestro eliminaba las iglesias protestantes que tanto le habían enfurecido a él y a sus asociados por haber rechazado el movimiento fijador de fechas de Miller. En una sola jugada audaz, Bates había conseguido redefinir casi trescientos años de enseñanzas protestantes de Lutero y otros grandes reformadores, que identificaban la marca de la bestia como lealtad a las enseñanzas heréticas de Roma que se han enumerado más arriba.

Detengámosnos por un momento, y comparemos a Joseph Bates con los grandes reformadores protestantes. Los eruditos bíblicos protestantes, como Huss, Jerónimo, Lutero, Zwinglio, eran todos hombres de gran saber, dirigentes eclesiásticos que eran recibidos por príncipes y reyes. Todos ellos se habían distinguido en las universidades, dominaban las lenguas bíblicas originales, y eran reconocidos por amigos y enemigos por sus logros en el campo de la erudición. Contrástense estos grandes dirigentes con Joseph Bates. Éste era un capitán de mar poco conocido. No conocía las lenguas bíblicas originales. Tenía pocos conocimientos de los principios de interpretación bíblica. Hacía predicciones temerarias e infundadas, basadas en su comprensión defectuosa de las profecías bíblicas. En el capítulo 1, aprendimos acerca de muchas de las absurdas y extravagantes enseñanzas proféticas de Joseph Bates. A pesar de todo esto, Bates se colocó a sí mismo en la posición de anular trescientos años de eruditos bíblicos protestantes sumamente educados y estimados. De un solo brochazo, hizo a un lado a los reformadores protestantes y empujó a sus iglesias hacia dentro de Babilonia. Declaró que una sola herejía desconocida hasta ese momento, el culto dominical, era la temida Marca de la Bestia. Asombrosamente, un puñado de creyentes realmente eligió la palabra a Bates por encima de la de estimados y probados reformadores protestantes, y las enseñanzas de Bates se convertirían más tarde en el núcleo de las enseñanzas proféticas de los Adventistas del Séptimo Día.

Aunque la teoría de Bates parecía tener aceptación entre los que ya estaban predispuestos a considerar a las iglesias protestantes como Babilonia, la teoría nunca fue popular con otros. Para algunos, era difícil entender cómo las denominaciones cristianas podrían perderse, a pesar de que eran ellas las que enviaban misioneros por todo el mundo a difundir el evangelio, mientras los adventistas afirmaban que el mensaje evangélico había terminado en 1844 y pasaban la mayor parte del tiempo disputando entre ellos acerca del sábado y las diferentes interpretaciones de las profecías. Bates tenía una tarea difícil entre manos: Tratar de convencer a la gente de que la marca de la bestia ya no era la lealtad a las enseñanzas de Roma en general, sino sólo a una enseñanza - el culto dominical. Por fortuna para él, encontró un aliado que podía proporcionar la inspiración que tan obviamente faltaba en la Biblia. Bates se volvió a la joven profetisa Ellen White, que vio lo siguiente en visión:

Vi que, por ser Dios inmutable, no había cambiado el día de descanso; pero el papa lo había transferido del séptimo al primer día de la semana, pues iba a cambiar los tiempos y la ley. (Primeros Escritos, p. 33).
Así, con una pequeña ayuda de la profetisa, los adventistas ataron el cambio del día de culto al papado, identificando así el culto dominical como la única y más importante característica que distinguía al falso cristianismo.

Desafortunadamente para Ellen White, la teoría de que el Papa cambió el día de culto fue refutada más tarde por uno de sus propios eruditos, el Dr. Samuele Bacciocchi, en su libro pionero Del Sábado al Domingo. En la década de 1970, Bacchiocchi fue el primero y el único no católico a quien se le permitiera jamás estudiar en la Pontificia Universidad Católica Gregoriana en Roma. Mientras estuvo allí, logró obtener inapreciable material investigativo para su libro. Aunque el propósito de su libro probablemente no era exonerar al Papa, su investigación mostró que el cambio del culto del sábado al domingo ocurrió mucho más atrás en la historia de lo que los adventistas habían admitido anteriormente. En realidad, el cambio ocurrió mucho antes de que el papado se estableciera en el poder. Estos hallazgos arrojaron considerables dudas sobre si el culto dominical podía o no considerarse lealtad al papado, puesto que la práctica estaba bien establecida a través de la cristiandad siglos antes de que surgiera el primer Papa.

El 8 de febrero de 1997, el Dr. Bacchiocchi escribió lo siguiente en un mensaje electrónico a la "Lista de Correos de los Católicos Libres", catholic@american.edu:

Discrepo con Ellen White, por ejemplo, sobre el origen del domingo. Ella enseña que en los primeros siglos todos los cristianos observaban el sábado, y que fue mayormente por medio de los esfuerzos de Constantino que la observancia del domingo fue adoptada por muchos cristianos en el siglo cuarto. Mi investigación demuestra lo contrario. Si Ud. lee mi ensayo ¿CÓMO COMENZÓ LA OBSERVANCIA DEL DOMINGO?, que resume mi disertación, notará que yo ubico el origen de la observancia del domingo en la época del emperador Adriano, en el año 135 d. C.
En el año 135 d. C., el emperador Adriano estaba separado por casi medio milenio del primer papa, que comenzó a reinar en el año 606 d. C. Aunque la mayoría de los adventistas aceptó los hallazgos de Bacchiocchi, algunos ultraconservadores se burlaron de él como un jesuíta que había sido enviado secretamente por los católicos para infiltrar y destruir a la Iglesia Adventista. Sin embargo, sus ruidosos críticos nunca pudieron presentar ninguna evidencia para refutar sus enseñanzas ni demostrar que él tuvo jamás alguna conexión con los jesuítas.

Habiendo establecido que la marca de la bestia era el culto dominical, tenía sentido para Bates que el culto sabático debería ser el sello de Dios. Bates encontró su evidencia en el Antiguo Testamento, donde el sábado era una señal del Antiguo Pacto entre Dios y los judíos (véase Éxodo 31:13,17 y Ezequiel 20:12,20). Sin embargo, Bates ignoró la evidencia en el Nuevo Testamento que mostraba que la señal o el sello del Nuevo Pacto es el Espíritu Santo. La Biblia explica cómo a Cristo, como nuestro ejemplo, se le dio el sello del Espíritu Santo:

Porque el que Dios envió, las palabras de Dios habla; pues Dios no da el Espíritu por medida. Juan 3:34.

Trabajad, no por la comida que perece, sino por la comida que a vida eterna permanece, la cual el Hijo del Hombre os dará; porque a éste señaló Dios el Padre. Juan 6:27.

La Biblia es clara en el sentido de que Jesús fue "sellado" por el Espíritu Santo, no por la observancia del sábado. Pablo indica que el Espíritu Santo es depositado en los corazones para "sellarnos" para salvación:
El cual también nos ha sellado, y nos ha dado las arras del Espíritu en nuestros corazones. 2 Cor. 1:22.

En él también vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de nuestra salvación, y habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa. Efe. 1:13.

Y no contristéis al Espíritu Santo de Dios, con el cual fuisteis sellados para el día de la redención. Efe. 4:30.

Ni una sola vez en el NT se hace jamás referencia al sábado como señal o sello para los cristianos. De la misma manera que la celebración de la cena del Señor reemplazó la celebración de la Pascua judía, el Espíritu Santo reemplazó al sábado como "señal" o evidencia de que una persona es miembro de la iglesia cristiana.

Considere esto cuidadosamente. ¿Cuál es la mejor manera de saber si una persona es o no  verdaderamente cristiana? ¿Es por medio del día en que va a la iglesia? Hasta los adventistas le dirán que asistir a la iglesia en sábado no hace que alguien sea cristiano. Algunas personas van a la iglesia en sábado mientras niegan su fe cristiana por medio de sus acciones. Sus corazones están llenos de perversidad, odio, adulterio, e idolatría. Así que, ¿cuál es el mejor modo de saber si alguien es un verdadero cristiano? ¡Por su espíritu! Si tienen el Espíritu Santo en sus corazones, manifestarán los frutos del Espíritu en sus vidas: "amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe". Estos frutos del Espíritu Santo que mora en nosotros serán evidentes para todos. El sábado no es la señal de un verdadero cristiano. Nunca lo ha sido. La evidencia del NT testifica abrumadoramente que el Espíritu Santo es el "sello" con el cual Dios sella a los cristianos fieles.


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